Quisiera comenzar con el capítulo de agradecimientos y hacerlo dando las gracias a José Alberto Socorro, por haberme confiado la tarea de apadrinar esta nueva obra: “Desde mi noray” que ahora presentamos en este lugar destinado a promover la cultura. Quisiera, también, dar las gracias a la señora Concejala y a la Corporación que representa y a todos los aquí presentes por acompañarnos en este bautizo o presentación en sociedad del poeta y su obra.
Ya va siendo una constante para mi persona que compañeros o instituciones de esta localidad me encarguen trabajos como este, que resultan reconfortantes, no solo por el reencuentro siempre agradable con viejos amigos y el testimonio cargado de recuerdos, sino también por el honor que ello conlleva para quien se considera solo un humilde amante de la literatura y que en sus ratos de jubilación juega a entretener y si puede a hacer soñar con las palabras.
Y viene, ahora, a mi memoria aquel poemario “Como florece el Dafne en el invierno” de Maribel Lacave que en 2004 se erigió como ganador del Primer Certamen Poético Juancito Alvarado y que mis compañeros del jurado amablemente me encomendaron. Luego vendría “Arrullos al son del viento” de nuestro querido amigo Carmelo López, poeta y docente de esta tierra que en julio de 2006 también puso sus poemas en mis manos para que fueran ofrecidos a los lectores.
Y ahora es José Alberto Socorro – Noray, también docente y amigo quien confía en Joaquín para abrir el capítulo de lo que hoy comienza y que no es otra cosa que el arranque cara al público, puesto que poeta ya lo era y lo es, del inicio de su carrera como escritor –léase poeta- público o de y para la sociedad.
Hace ya algún tiempo llegaron a mis manos los primeros poemas que leí de José Alberto. Quiero recordar que a través de alguno de sus blogs sin firma, acaso: “Desde mi noray”. Recuerdo además una conversación sobre la intimidad de esos versos, sobre el velo que él extendía en su silencio, sobre mi intención de publicar alguno de ellos en mi blog y mi imposibilidad de hacerlo sin que diera a conocer técnicamente su autoría, sus últimas palabras, sobre este asunto que sonaron casi como una conformidad forzada : “No te preocupes, Joaquín, algún día, se tendrá que saber que tras esos versos estoy yo”. Tal era su silencio y su intención. Tampoco recuerdo si lo publiqué, creo que no, me parece que entendí el mensaje de su necesidad de mantenerse en el anonimato.
Hoy me alegro de estar aquí, ya lo dije, y me alegro de que por fin esta embarcación siga fuertemente agarrada a su noray, pero que lo haga con sus velas al viento pregonando que junto al movimiento de las olas de la vida hay un poeta que nos hace sentir, un poeta de carne y hueso que navega, palpita y nos hace soñar.
Pero no quisiera pasar por alto ese sentimiento del poeta de hacer suyos sus poemas hasta la muerte, léase en ello su intención vista desde quien les habla: “escribo para mí y para mi forma de entender la vida y lo hago público sin que nadie rompa esa barrera de la intimidad”. Y es su esposa, su compañera del alma quien plasma sobre el papel un acercamiento a la luz, y de ahí al poemario que tenemos entre nuestras manos un paso definitivo que él adopta de esta forma tan clara y concisa y a la vez tan desgarrada y bella.
“Después de haber cumplido ya el medio siglo y sin ningún pudor, no he reprimido la necesidad de abandonar la seguridad que me ofrece mi noray para adentrarme en el océano y mostrar a corazón abierto mis sentimientos, mis soledades y mis dudas, mis gritos y mis silencios, mis luces y sombras, mis ausencias, mis olvidos y recuerdos, en definitiva algunos retazos de mi vida y también de mi propia muerte”
Y como docente acostumbrado a estudiar y sacar conclusiones para que los demás entiendan, aunque siempre quede la lectura particular, subrayo aquello que tira de mi conciencia y de lo que entiendo existe tras este poemario para poderlo entender en un arranque sin pérdida por sus lecturas.
Digamos, por tanto, que hay un punto de partida y arranque sin temor (pudor él lo llama), pues sabe que sigue agarrado a su noray, sujeto y seguro a y en su forma de ser, pues está convencido de que su educación, sus principios, sus valores, sus inspiradores y musas los tiene siempre presentes e incrustados en el fondo de su alma y de ahí a la pluma no hay nada, solo sentimientos pues ahí están en él, así lo dice públicamente en otros foros nada más y nada menos que Gandhi, Mandela, Vicente Ferrer, Teresa de Calcuta, Mario Benedetti…. Y las personas de esa manera, los artistas, los poetas, aquellos que viven las alegrías propias y la de los demás, las penas propias y la de los demás, muestran a corazón abierto sus sentimientos, sus soledades, sus dudas, sus desgarros y gritos, sus silencios, sus luces, sus sombras, sus ausencias, sus olvidos, sus recuerdos con palabras bellas que se transforman en poemas para sanar nuestras conciencias y llenar de amor nuestros corazones.
Cuánta soledad he encontrado en estos poemas, cuánta quietud, cuánto amanecer, cuánta vida, cuánta belleza cuánto amor y todo ello en silencio, en el que se ha hecho como poeta. Vaya un imperio de libertad que ha hecho José Alberto del silencio, cuánto se aprende con él, con ambos, con el poeta y con el silencio, veamos:
-Solo soy libre en el silencio….
Vísteme tú de palabras,
Desnúdame de silencios…
-Déjame que me refugie en el silencio,
en el verbo efímero y póstumo de un beso…
…//….
-No es que te respire en el silencio
de este nuevo amanecer
y te reviva entre este montón
de versos hechos de cenizas…
…//…
Y sin embargo, esta noche
oscura de luna
soy tormenta herida
en mi propio silencio,
vértigo y soledad,
desangrándome a solas
en medio de estos versos.
…//….
Ahora sé que ya no necesito
más verbo que un monosílabo,
fluyendo seguro y sereno
por el secreto torrente sanguineo
de mi inescrutable silencio,
Detrás de ese silencio el poeta canario como todos los buenos poetas canarios es mar, pero mar de roca, mar de amor, mar de espuma, mar de vientos, mar de vida:
“Nunca , como a tu lado,
fui roca viva.
Y yo que me creía mar,
plácida espuma
bañando tu cuerpo,
línea del horizonte
en tu mirada serena,
rumor de caracola
en la rosa de los vientos.”
Vuelvo a ser yo el que escribo, el que quiero decir que el poemario que presentamos es un llamamiento continuo a la vida. La mención en sus poemas al agua, que decíamos, a la luz, a la piedra (la roca que también decíamos antes), al amanecer, a la noche, al día, al fuego, al aliento, al amor y por fin a la muerte como culmen de su existencia es el nexo de una necesidad, la de hacer poesía de su propia existencia y la de seguir el sendero de los creadores canarios que sin estos elementos no serían capaces de hacer literatura.
Es , por tanto, José Alberto poeta “per se”, es poeta por necesidad, por sentir la necesidad de expresar, primero en silencio, y luego desde el silencio lo bello que es vivir y hacerlo intensamente, o sea con amor, con necesidad pero de compartir, con capacidad de enseñar, con la sensibilidad, pero también, entre versos de libre configuración y dominio de la creatividad literaria, con el dolor y el desgarro que una sociedad como la nuestra merece, así en su poema “Soy del Sur” donde se viste de necesidad social, leemos:
“Si pudiera me calzaría tu piel
para emprender cada amanecer
y sentir bajo mi epidermis
tu grito y tu silencio”.
Y en “Nunca hubo tiempo para Haití” se desgarra con estos versos llenos de dolor y de angustia universal:
“ Demasiado tiempo sin lluvia de estrellas,
sin que nazca el sol de nuevo cada día,
entre amaneceres de negras soledades
y luces muertas que amamantan la miseria…”
Estos llamamientos los entendemos mejor cuando José Alberto elige con exactitud la cita de Vicente Ferrer: “La pobreza y el sufrimiento no están para que los entendamos, sino para que los resolvamos”. Estamos, por tanto, y también ante un poeta de compromiso y eso no es poco. Su inspirador Benedetti lo fue y no hace falta más explicación.
He encontrado en estos versos del poemario “Desde mi noray” un tratamiento exquisito del amor. Yo diría sublime, Y es que no podría ser de otra manera cuando se es tan intenso como el autor. El silencio, querido amigo José Alberto, da mucho tiempo para pensar y en esos pensamientos puros tiene cabida el amor, tu amor. No se puede estar enamorado de la vida en general sin estar “enamorado”, léase entre comillas; sería una oposición a la lógica y de esa posición parten musas, palabras y versos que sobre el papel enamoran a quienes las leemos o escuchamos, es una corriente continua de sensaciones que embelesa.
Pero no voy a ser yo, aquí, quien como con los anteriores versos desglose bellas estrofas para que las escuchen de mi voz, pues me parece que los versos de amor son además de intimistas, versos de enamorados que como en este caso parten del silencio, que se leen en la compañía de dos que se aman o en el retiro de la cama, junto a la mesa de noche para una vez asumidas sensaciones descansen muy cerca de nuestras camas de amor. Si acaso creo que si alguien puede permitirse romper ese embrujo del verso del amor, debe de ser su creador, si así lo estimara, y puestos en ruegos celebraría que así fuera, pues ya solo me faltaría añadir a la dicha de haberlos leído, el gozo de escucharlos en su propia voz, ahora y a continuación. Autor, creador, versos de amor y en directo… ¿No sería todo un lujo?. Queda sobre la mesa el deseo…
Para ir concluyendo y no cansarles, me gustaría decir, además, que me he encontrado un poemario muy intimista, pero completo, incluso en su variedad, oficiado con buena pluma, con versos libres pero a la vez sujetos a un estilo muy personal que para nada rompen el son ni su cadencia tan necesaria en el verso, y eso es muy difícil y tiene mucho mérito cuando la poesía es realizada en diferentes tiempos y momentos de la vida del escritor y cuando el poemario no es temático, habla de constancia, de ideas bien asumidas, de personalidad.
Por ello creo que, modestamente, después de haber estrujado este texto estoy en disposición de poder conocer o encontrar un nuevo poema del autor entre tantos como me pusieran delante, y eso se debe a su personalidad tan especial a la hora de plasmar sus pensamientos y llevarlos en la construcción hasta el final o acabado de sus ideas. En esa dirección que comento he hecho muchos comentarios a lápiz al borde de los poemas, eso es muy bueno, pues indica que me ha abierto la mente, me ha llevado a otras situaciones lectoras, hay exclamaciones en esas notas, sobre todo y también en línea con lo que antes les decía de la construcción del pensamiento del autor, y en algún poema hasta me he adelantado al final con la esperanza de que fuera como yo lo deseaba, a eso lo llamo empatía literaria. Ese recorrido del oficio literario ha sido una experiencia magnífica.
He palpado la sensibilidad del buen gusto de José Alberto por la lectura, por las fuentes literarias escogidas en su formación y por los maestros de los que el autor ha insuflado sus conocimientos: Los clásicos, los generacionalistas, los modernos, los de la tierra nuestra y que también desde su punto de vista y del mío son del mundo en una visión literaria universal.
Por todo ello, ha sido un placer ser uno de los primeros lectores de este “Desde mi noray” del poeta José Alberto Socorro y les invito a que compartan conmigo el buen gusto por la poesía del autor y de paso disfruten del momento literario.
Muchas felicidades, José Alberto, ha sido un honor acompañarte esta noche en este acto literario, te deseo buena suerte y que las musas no te abandonen.
JOAQUÍN NIETO REGUERA