Casi cada día, nos levantamos con una Operación Judicial contra la acción de determinados políticos. Quizás haya un acuerdo en la Magistratura para de una vez por todas realizar una gran Operación Manos Limpias, como ya sucediera en Italia. Si es así, bienvenidas sean estas acciones, y otras que queden por llegar, que pulan el terreno político español. Sin embargo, a la ciudadanía le preocupa también que en la clase empresarial se vea normal el pago de comisiones para poder ganar un concurso o un trato de favor, esto también es delito y debiera perseguirse con claridad.
Gran favor nos harían los políticos actuales en arrojar la toalla y dejarles expedito el camino a las nuevas generaciones o, quizás, ¿tendremos que terminar maquillando los partidos con otras siglas siguiendo el ejemplo de Italia? La política no es un gran pastel, aunque desafortunadamente, cada vez más, en el pensamiento de la calle sí lo sea. La política es, y debe seguir siéndolo, servir a la sociedad sin ánimo de lucro, intentando que ésta mejore y alcance las mayores cotas de libertad, igualdad y bienestar para toda la ciudadanía. Sin embargo, algunos políticos no piensan así, el poder y la gloria es la más grande, quizás la única, meta que se marcan.
Parafraseando al inmortal Hamlet, algo huele a podrido en España. Toda esta jauría empresarial y política que únicamente buscan enriquecerse a costa de quien sea y de lo que sea, aunque para ello tengan que delinquir, debe ser separada de la administración pública. Si no aprovechamos estos desagradables lodos para hacer una cirugía profunda y certera, estoy seguro de que el cáncer volverá a brotar porque la metástasis es difícil erradicarla.
Gran favor nos harían los políticos actuales en arrojar la toalla y dejarles expedito el camino a las nuevas generaciones o, quizás, ¿tendremos que terminar maquillando los partidos con otras siglas siguiendo el ejemplo de Italia? La política no es un gran pastel, aunque desafortunadamente, cada vez más, en el pensamiento de la calle sí lo sea. La política es, y debe seguir siéndolo, servir a la sociedad sin ánimo de lucro, intentando que ésta mejore y alcance las mayores cotas de libertad, igualdad y bienestar para toda la ciudadanía. Sin embargo, algunos políticos no piensan así, el poder y la gloria es la más grande, quizás la única, meta que se marcan.
Parafraseando al inmortal Hamlet, algo huele a podrido en España. Toda esta jauría empresarial y política que únicamente buscan enriquecerse a costa de quien sea y de lo que sea, aunque para ello tengan que delinquir, debe ser separada de la administración pública. Si no aprovechamos estos desagradables lodos para hacer una cirugía profunda y certera, estoy seguro de que el cáncer volverá a brotar porque la metástasis es difícil erradicarla.
Fatídicamente, como afirma Eduardo Punset, los hombres movidos por ideales dejan de interesarse por la política.