Este Blog sólo pretende ser una reflexión sobre algunos temas que giran como un tiovivo en mi cerebro. Quizás tú puedas hacer que en algún momento cesen de dar vueltas.
"La utopía existirá mientras brille una estrella en el firmamento"

"La ciencia más útil es aquella cuyo fruto es el más comunicable" LEONARDO DA VINCI

"Sólo se pierde lo que se guarda; sólo se gana lo que se da." ANTONIO MACHADO


martes, 28 de junio de 2011

LA CAPITAL CUTURAL EUROPEA DE 2016


La candidatura presentada por la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria para la capitalidad europea de la cultura en 2016 ha estado muy bien planteada, apoyándose en un valor que imprime cosmopolitismo a esta ciudad como es el concepto de tricontinentalidad, europea, africana y americana, para construir un entramado artístico, cultural y festivo muy interesante y que debemos continuar manteniéndolo porque, después de todo, la cultura es y debe seguir siendo pensada por y para el pueblo. Por ello debemos continuar afianzando y financiando desde las distintas instituciones públicas los diversos festivales que hasta ahora se han ido desarrollando en nuestro municipio: Música de Canarias, Ópera y Zarzuela, Teatro y Danza y Cine, sin olvidar el WOMAD y el Festival de Jazz.

La candidatura canaria ha sido sin lugar a dudas una excelente candidatura que ha basado su argumento central en ser una ciudad atlántica y ultraperiférica, que se siente profundamente europea pero que también lleva en sus venas sangre africana y americana, una ciudad con más de quinientos años de Historia y que es patria chica del insigne maestro de las letras españolas, el nunca justamente reconocido como tal, Don Benito Pérez Galdós. Ha sido nuestro municipio cuna de geniales artistas, destacando entre otros muchos Manolo Millares, Néstor Martín Fernández de la Torre, Tomás Morales, Alfredo Kraus, Martín Chirino y el mismo Javier Bardem. Es nuestra ciudad el lugar donde nació Juan Negrín, eminente científico y político, último Presidente del Gobierno de la II República Española. Sin embargo no podemos ni debemos caer en el menosprecio a las demás ciudades, porque es de nobleza saber competir, pero más aún es saber perder como se hace en nuestro más representativo deporte, la Lucha Canaria, y entre otras cosas porque no sirve absolutamente de nada la lamentación después de que la suerte ya haya sido echada.

Al igual que nuestro municipio, no ha conseguido el galardón una ciudad tan rebosante de Historia como Segovia, donde fue coronada la Reina Isabel La Católica, por mucho que se enorgullezca de su acueducto con más de dos mil años, a pesar de su herencia celta, romana y visigoda.

Tampoco lo ha logrado la ciudad de Zaragoza, sede del Secretariado de la ONU para Década del Agua, sexta ciudad por cantidad de población de España e importante urbe íbera, romana y árabe, baluarte del heroísmo patriótico por su resistencia espectacular al ejército invasor de Napoleón.

Tampoco lo ha conseguido la ciudad de Burgos con su imponente Catedral, ciudad capital en la Edad Media y en la Edad Moderna y que ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Por último, tampoco ha sido merecedora, según el jurado, de tal distinción la bella Córdoba, la ciudad de la Mezquita, acaso uno de los más bellos edificios del mundo, a pesar de albergar en su seno la Historia y la convivencia pacífica de tres de las más grandes culturas y de las tres religiones más importantes del mundo, a pesar de haber visto nacer en su seno a grandes filósofos como Séneca, Maimónides o Averroes, a pesar de contar entre sus hijos más ilustres con poetas tan destacados como Lucano y Luis de Góngora.

Ahora sólo toca dejar de mirarnos el ombligo, ser sensatos, y felicitar a la ciudad ganadora, a Donostia-San Sebastián, que ha logrado ver cumplidas sus aspiraciones tras la última votación del jurado, quien ha visto en su propuesta una candidatura ilusionante, quizás más politizada ahora después de las palabras pronunciadas por el nuevo alcalde donostiarra, Juan Karlos Izagirre, de Bildu, al afirmar que esta candidatura va a ser un respaldo para la paz y la normalización de nuestro país”.

Sea como sea, y sabiendo que unas veces se gana y otras se pierde, sólo resta apoyar desde hoy mismo, y desde todas las instituciones, a esta hermosa ciudad vasca para que tenga un brillante 2016 cultural y sea ésta una verdadera oportunidad para integrar todas las voluntades desde el respeto y la tolerancia para conquistar un bien tan preciado como el de la libertad.

martes, 21 de junio de 2011

La última arenga del Cardenal Rouco


El arzobispo de Madrid ha declarado públicamente que el régimen franquista, con todas sus persecuciones y fusilamientos, fue “un mal menor necesario para la salud de España”. Firme defensor del catolicismo más reaccionario, al Cardenal Rouco no le ha temblado la mano al firmar la clausura de aquellas parroquias que no son de su agrado o se apartan de los cánones generales, como ocurrió con la Parroquia de San Carlos Borromeo en Madrid.

Este Cardenal, máximo representante de la Iglesia Católica en España, se ha caracterizado siempre por sus excesos. No olvidemos que ha sido durante los últimos años el principal azote del Gobierno del Presidente Rodríguez Zapatero desde el púlpito y desde las ondas de la COPE, pues no en vano ha ejercido con mano férrea la “guerra sucia” contra todo lo que olía a conquista de derechos sociales, tales como la Ley 13/2005, de 1 de julio, por la que fue modificado el Código Civil, dando la oportunidad, sin menoscabar ningún derecho a otro sector de la población, al colectivo homosexual de ejercer su derecho a contraer matrimonio y equipararse así al resto de la población. Esta conquista nunca ha sido tolerada por la Iglesia Católica, aduciendo siempre a que el matrimonio es una institución que crea un vínculo conyugal ante Dios y ante la sociedad entre un hombre y una mujer y a la etimología de la palabra latina matrimonium (calidad de madre) que implica la existencia de una madre para que exista tal institución.

Tampoco gustó al Cardenal Rouco Varela la regulación de la Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo, aún cuando dicha ley sólo despenaliza diferentes situaciones anacrónicas que se daban hasta entonces y establece los plazos para poder practicar el aborto, homologándose con otras leyes europeas.

Ha sido este purpurado el que se ha erigido en látigo del Gobierno de España, convocando y participando en cuantas manifestaciones sirvieran para intentar desgastar la gestión del Gobierno, siempre bajo el paraguas de la protección de la familia, amenazada según su “eminente” opinión por la acción del gobierno socialista. Sin embargo, no vacila el Cardenal en extender su mano para recoger la “limosna” que le da el Gobierno de España para la próxima visita del Papa a Madrid con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud. Tampoco rechaza el “donativo” de 5000 millones de euros que le regala el Estado, por medio del IRPF y gracias al Concordato de 1979 con El Vaticano, para el sostenimiento de la Iglesia Católica cuando éste debiera recaer única y exclusivamente en manos de los feligreses católicos.

La última y “endemoniada” arenga que ha lanzado el Arzobispo de Madrid es que los jóvenes, y no tan jóvenes, valedores del Movimiento 15M no conocen ni a Dios ni a Cristo y “se encuentran con sus vidas rotas”. El Cardenal Rouco tendría que releer el capítulo 23, versículos del 13 al 33, del Evangelio de San Mateo, ya que se comporta como un auténtico sepulcro blanqueado y debería centrar su empeño en comprender y predicar las siguientes palabras de Monseñor Pere Casaldáliga, que sí tienen mucho que ver con las ideas del Movimiento 15 de Mayo: Reivindicamos la verdadera política. Una política, "otra", de justicia, de transparencia, de servicio, de participación, programada y vivida local y mundialmente. Renovando las instancias tradicionales, muchas de ellas caducas e injustas, y propiciando otras nuevas. Formando políticamente a la ciudadanía, sugiriendo actitudes, procesos, campañas; buscando soluciones. Pensar y asumir lo que se debe hacer para que la política esté viva, resucitada, lejos de los "sepulcros blanqueados", y sea una política humana y humanizadora.