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domingo, 11 de abril de 2010

CASO GARZÓN: ¿CÓMO VAMOS A PERMITIR QUE LA HISTORIA DE ESPAÑA SEA UNA HISTORIETA?


España vuelve a ser, bien entrado ya el siglo XXI, un país de charanga y pandereta, vuelve a ser el país que ridiculizó el genial Berlanga en su Bienvenido Mr. Marshall. Cuando ya se supone que la democracia está bien asentada, después de más de treinta y cinco años de muerto el dictador, y amparándose en la Ley 46/1977 o Ley de Amnistía, Falange Española de las JONS, único Partido legal durante la larga dictadura del General Franco, el Sindicato ultraderechista Manos Limpias y la Asociación Libertad e Identidad (menudos nombres de guerra se han buscado) van a lograr sentar en el banquillo al Juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón acusándole de prevaricación por investigar las muertes del franquismo, sabiendo según ellos que no puede iniciarse ningún tipo de proceso contra los crímenes y desapariciones del franquismo por haber sido amnistiados. Que un partido político como Falange, cuyo objetivo principal según su fundador es romper las urnas, junto con los otros grupos ya citados, pueda presentar una querella contra el Juez Garzón, y que encima el Tribunal Supremo la haya considerado, es cuanto menos kafkiana y surrealista aparte de ser un auténtico hazmerreír a ojos de cualquier país civilizado y democrático que tenga una justicia despolitizada. ¿Cómo se puede argüir que la Ley de Amnistía marcó un antes y un después con el pasado franquista? ¿Cómo se puede sostener tanto disparate cuando los crímenes de lesa humanidad no prescriben jamás? ¿Cómo se permite que todavía hoy, después de más de setenta años de finalizada la Guerra Civil, en pleno siglo XXI, continúen impune los asesinatos masivos que se realizaron durante los años treinta y cuarenta, enterrando los cadáveres en cunetas y bosques y arrojándolos a numerosos pozos y simas de nuestro país? ¿Acaso no es prevaricar saltarse la persecución de los crímenes contra los Derechos Humanos y dejarlos en la impunidad? ¿Cómo vamos a permitir que la Historia de España sea una historieta?
Baltasar Garzón se ha distinguido siempre por ser un Juez implacable con el terrorismo de ETA y del GAL, aunque se le haya criticado que en muchas ocasiones actuó contra estos últimos por despecho al no ser considerado por Felipe González para el cargo de Ministro en el último Gobierno Socialista de su mandato. Sea como fuere, Garzón es sin lugar a dudas un Juez, con todos los fallos de instrucción que se quieran, riguroso en su trabajo y máximo defensor a ultranza de los Derechos Humanos en el mundo, no en vano ha sido él quien tuvo los arrestos necesarios dentro del panorama jurídico internacional para lograr poner entre las cuerdas al mismísimo General Pinochet, amén de otros sanguinarios militares argentinos. Gracias a él no han quedado impunes hechos tan atroces como los que ocurrieron en las dictaduras chilena y argentina, abriendo la espita para que jueces latinoamericanos se hayan decidido, con todo el peso de la ley y de la conciencia, a abrir cuantos procesos sean necesario para intentar juzgar a todos los responsables de aquellos crueles desmanes. Sin embargo, quien ha sido aplaudido por toda la comunidad internacional por su valor ante la injusticia, considerándosele incluso merecedor de ser presentado como candidato a Premio Nobel de la Paz, es hoy en nuestro país pasto de las más feroces críticas por parte de sectores ultraconservadores que tienen su vocero en el principal partido de la oposición, untado con la trama Gürtel y empeñado en aventar sus propios problemas internos, los mismos que tuvo en su día la UCD, con la inmolación de un chivo expiatorio en la figura del Magistrado de la Audiencia Nacional. Si nadie lo remedia, veremos a magistrados de otros países investigando, sentenciando y condenando a los responsables de los crímenes cometidos en la dictadura franquista y cerrando definitivamente la mal cerrada Transición española.
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Fotografía: EFE