No ha sido en vano la Huelga de Hambre que, durante treinta y dos largos días, ha realizado Aminetu Haidar para que la dejaran regresar al Sáhara Occidental junto a su familia. El problema está en que en este siglo XXI ya no estamos acostumbrados a que haya personas que luchan por ideales y por la defensa, hasta sus últimas consecuencias, de los Derechos Humanos. Estamos inmersos en un mundo demasiado competitivo en el que sólo se ensalza el individualismo y el economicismo y sin embargo, a pesar de todo, todavía existen luces que iluminan y deslumbran, como la de Aminetu Haidar, este universo tan oscuro. Ahora es tiempo de felicitarnos y estar de fiesta por el regreso de Aminetu a El Aaiún con sus hijos y el resto de su familia, pero no podemos olvidar que esta tragedia comenzó con una auténtica tropelía de Marruecos, pisoteando los Tratados Internacionales y la Carta de los Derechos Humanos, y lo que es peor aún con la complicidad o brazos caídos, es lo mismo, de España que conocía desde el día antes, según el Ministro Moratinos, después de ocultar que lo sabía durante un mes, lo que el Reino de Marruecos se disponía a hacer. Ahora ya ha llegado el día de exigirle a nuestro gobierno que actitudes tan execrables, como la expulsión de Aminetu Haidar, no se pueden ni se deben volver a consentir. -

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